Los símbolos franceses y su significado son sin duda aspectos culturales que hay que conocer. También sabemos que los revolucionarios tuvieron mucho que ver en la creación de este emblema. Sin embargo, nuestro querido pabellón nacional no siempre se representaba en su forma actual.
Al sumergirse en la historia y la cultura francesas viniendo a aprender francés a Francia, podrá descubrir la evolución de estos símbolos y muchos otros aspectos interesantes de la vida francesa.
¿Qué significan sus colores? ¿Qué personajes históricos fueron importantes para su diseño? Más en concreto, ¿cuál es la historia de la bandera tricolor? En resumen, ¿Qué significa la bandera francesa?
Si nos referimos a la pieza de tela, por lo general rectangular, que flota sobre los edificios públicos y que sirve de emblema de un país queda claro que nos referimos a una bandera. El artículo 2 de la Constitución de 1958 es explícita en este respecto: «El emblema nacional es la bandera tricolor azul, blanco y rojo».
Recordemos que la bandera tricolor y el himno nacional, la famosa Marsellesa, son parte de los símbolos de la República francesa (al contrario que los estereotipos franceses, como el famoso gallo, que no es un símbolo oficial). Presente en los ayuntamientos de los municipios franceses, el busto de Marianne nos recuerda que este personaje femenino encarna la República desde 1880.
El simbolismo de los colores varía según el momento, el continente y la cultura. El azul remite a los elementos naturales. Es un símbolo de serenidad y de melancolía a la vez. El rojo está relacionado con el peligro, la ira o con la sangre vertida, pero también con la pasión del amor. En cuanto al blanco, representa la pureza, la paz y la divinidad.
Sin embargo, no hay que olvidar que en algunas culturas de Asia el blanco es el color que acompañará a los difuntos hacia la perfección. El blanco, símbolo de la monarquía por derecho divino, remite a la famosa flor de lis. Por su parte, muchos historiadores vinculan el azul y el rojo a la ciudad de París. No obstante, otros expertos piensan que la combinación azul-blanco-rojo es característica de los Borbones de los s. XVII y XVIII.
El color azul, como los otros dos colores, se puede encontrar en muchas banderas extranjeras, como en las de los Países Bajos, Estados Unidos o Reino Unido. ¿Te has dado cuenta de que la bandera neerlandesa retoma los colores franceses pero se compone de franjas horizontales?
El azul está vinculado a Francia desde la época de Clovis, el primer rey que asoció este color al ejército. En la bandera francesa, el azul se vincula tradicionalmente a «la guarda del pabellón» según el orden buscado por el pintor Jacques-Louis David.
No es una casualidad que el color blanco se encuentre entre los otros dos: republicanos convencidos, los diseñadores de este emblema seguramente habrán querido recordar que la monarquía tiene que estar delimitada. Así es, el blanco es «prisionero» de los otros dos colores, convertidos en los garantes del control popular sobre la realeza. Por lo general, el blanco está vinculado a la monarquía.
En la época de las Cruzadas, la cruz blanca hacía referencia al arcángel Gabriel, y a partir de la Guerra de los Cien años será el contrapunto de la cruz roja de los ingleses. Igualmente, las tropas reales del s. XVIII utilizaron el estandarte de San Miguel (una cruz blanca sobre fondo azul).
El 15 de febrero de 1794 la bandera nacional tricolor quedaba adoptada oficialmente, pero aún sufriría algunos cambios. De 1814 a 1830 el regreso de la monarquía impondrá un estandarte blanco, adoptado hasta la llegada de Luis Felipe I.
Durante la Revolución de 1848 los insurrectos buscaron imponer un pabellón rojo como emblema de la sangre derramada. Alphonse de Lamartine, político y poeta de entonces, defendía con ardor la bandera azul, blanco y rojo, y la presentaba como símbolo de la República y de las victorias militares francesas. «Francia y la bandera tricolor son un mismo pensamiento, un mismo prestigio, un mismo terror para nuestros enemigos». La bandera tricolor, símbolo de fraternidad y de concordia nacional, se mantendría frente a una «bandera de sangre», símbolo de división. Incluso hoy los historiadores coinciden en decir que la unión de los tres colores representa la cohesión de los franceses.
¿Sabías que la escarapela ha desempeñado un papel importante en la historia de la bandera nacional? Durante la Revolución, primero fue verde, color de la esperanza. Se cuenta que la primerísima escarapela estaba hecha de la hoja de un árbol, pero es más plausible que se tratara simplemente de una cinta verde. Camille Desmoulin, periodista y abogado de la época, usó la escarapela como insignia para identificar a los primeros revolucionarios.
En cuanto a la Guardia Nacional, presentaba una escarapela bicolor azul y roja. El marqués de La Fayette, comandante de esta milicia ciudadana, contaba que algunos días tras la revolución se le ocurrió añadir el blanco. Recordemos también que el 17 de julio de 1789, a solicitud del alcalde de París, en aras de marcar una suerte de unidad nacional y una señal de apaciguamiento, el monarca francés aceptó colgar de su sombrero una escarapela roja y azul, colores de la capital.
Hoy la escarapela ondea en muchas ocasiones, pero su uso está reglamentado. Los sombreros de muchos uniformes, como el de la Guardia republicana, están decorados con una escarapela, así como el famoso bicornio de los alumnos de la prestigiosa escuela politécnica.